sábado, 21 de febrero de 2009

CUATRO IDEAS PREMIADAS PARA UNA UNICA MANZANA



Uno por uno, los cuatro proyectos que resultaron ganadores del primer premio en el Concurso Nacional e Internacional de Ideas para la Manzana del Banco de la Provincia de Córdoba. Todos apuestan a consolidar el zócalo y recurren a las torres para albergar un complejo programa multifunción.

El Concurso Nacional e Internacional de Ideas para una Propuesta Arquitectónica en la Manzana del Banco Provincia de Córdoba (organizado por el Colegio de arquitectos de esa provincia, auspiciado por FADEA, y asesorado por la Municipalidad de la Provincia de Córdoba) ya tiene un primer premio. Como acreedores del galardón, el jurado escogió, sin orden de méritos, a dos proyectos de estudios cordobeses, y a otros dos de estudios de Buenos Aires. Otorgó además 3 menciones especiales, y otras tres honoríficas (ver Todos los... pág. 10). Las ideas ganadoras, a modo de un masterplan, marcarán los lineamientos para la ocupación urbana de la manzana, una vez elegido el proyecto definitivo.Está mas cerca así la intervención a ese predio, inserto en pleno casco histórico de Córdoba. Tarea poco sencilla, si se considera que deben acomodarse en el lugar los casi 90 mil m2 requeridos por el nuevo programa. Ubicada en una de las esquinas de la Plaza San Martín y a pocas cuadras de la Manzana Jesuítica, la manzana N° 20 es un predio degradado, con edificios de valor patrimonial y otras construcciones, que dan cuenta de las distintas etapas del crecimiento de la ciudad. Un conjunto volumétricamente heterogéneo y errático. A grandes rasgos, las ideas ganadoras concuerdan en proponer un "zócalo histórico" combinado con la tipología de construcción en altura para emplazar los nuevos y múltiples requerimientos programáticos.

Un zócalo, dos torres y un corazón comercial

La idea de Ana Inés Mendoza, Germán Margherit y Guillermo Mendoza, del Estudio Mzarch de Córdoba), parte de un zócalo para completar la línea de fachadas sobre las calles San Jerónimo y Entre Ríos. Este "zócalo histórico" contiene a las piezas existentes, genera las interfases necesarias entre ellas y la nueva arquitectura, y no supera la altura de los edificios a conservar (20 m.) La relación formal entre edificios a preservar y lo nuevo, se resuelve mediante "placas neutras", o "interfases" entre las diferentes partes, quedando el protagonismo en las piezas existentes. La propuesta ubica en el edificio del ex "Palace Hotel"a la sucursal y oficinas del BPC, garantizando así su presencia institucional en la esquina de la plaza San Martín. Desde el zócalo parten dos torres de 150 m de altura y planta triangular, para un programa mixto que albergará oficinas, departamentos de lujo, un hotel y las oficinas corporativas del BPC. La forma triangular de sus plantas, compuesta por un cuerpo rígido central y estructuras perimetrales, con 12 ascensores cada una, permiten la total independencia y flexibilidad de uso que los distintos programas requieren.

Además, la forma triangular libera las visuales, favorece una excelente iluminación natural y orientaciones intermedias, y colabora en alivianar la masa de las torres. Sobre el coronamiento de la torre oeste, los autores proponen un restaurante y un amplio mirador público, al que se accederá por un ascensor panorámico externo. El ascensor partirá desde una promenade central, sin ingresar a las áreas funcionales de la torre. Esta promenade se emplaza en el corazón de la manzana, donde la idea genera un nuevo espacio público, al que se accederá desde las calles Bs. As. y Corrientes, a través de dos placas arrampadas de 17 metros de ancho y pendiente mínima. En ese corazón neurálgico, en cuatro niveles, se desarrolla un área comercial, de ocio y gastronomía. El programa se completa con un museo y área cultural sobre la vieja casa matriz y caja de ahorro, un área de parking de más de 15.000 m2, y dos plazas de encuentro en las intersecciones de Bs. As. e Ituzaigo con calle Entre Ríos, que sumados al vacío urbano del atrio de San Francisco conforman generosos espacios públicos.

Una silueta de "cruz" en el cielo cordobés

También de Córdoba, la idea de Gustavo y Manuel González, Adrián Manavella, Agustín Barrios, Lucas Fantini, Leandro Darsie y Verónica Niedfeld propone completar el perímetro de la manzana con alturas bajas. Para esto, recurre a bloques con revestimientos "verdes". Estos producen los enlaces con la arquitectura histórica y, en conjunto con las construcciones existentes se convierten en un basamento, con usos organizados en claustros, que unifica la manzana. Completa la propuesta una torre articulada en cuatro alas, con forma de cruz. Es una especie de aspa perpendicular a distintas alturas, que asciende desde el centro de la manzana hasta el nivel máximo permitido (140 metros sobre el suelo). Concebida como un dispositivo flexible y transformable, la torre integra prismas puros y articulados, con envolventes que sirven de soporte para publicidad y proyecciones. Este recurso garantiza la sostenibilidad económica, asegurada por su concepción como soporte polivalente de comunicación, información y venta. Para materializar esta envolvente, los autores proponen una retícula enmarcada con cintas de expresión ladrillera, "por sus cualidades técnicas y plásticas, bien locales". Ellos destinaron el aspa norte del proyecto para ubicar el edificio corporativo del BPC, volumen que incluye también las oficinas comerciales y
la sucursal bancaria.

A la manzana se accede desde varias entradas y puede cruzarse en distintas direcciones. Los claustros funcionan en forma unificada o separada. Las cubiertas, pensadas como terrazas-mirador, permiten las actividades deportivas, de recreación y gastronómicas. Por último, la organización del basamento sobre la calle Buenos Aires, integra al conjunto a la plazoleta del Colegio de la Inmaculada Concepción.

Un pasaje urbano en el centro de la ciudad

Rodrigo Grassi, María Hojman y Pablo Pschepiurca, de Buenos Aires, en su idea planteada para la Manzana N° 20, atendieron a que, próxima a ésta, se emplazan espacios con funciones de distinta índole pero todos de gran concurrencia e importancia urbana. Entre ellos, la Terminal de ómnibus, la Estación de ferrocarril Bartolomé Mitre, (ésta recibiría el Servicio de Tren de Alta Velocidad) y el Hospital de Niños. Estas determinantes hicieron que los autores tomaran la decisión de abrir la manzana, generando un "pasaje urbano" que dinamizara los flujos circulatorios y configurara un espacio de escala urbana y carácter público. En torno a este pasaje, plantean un basamento de actividades comerciales con una arboleda, salas de cine y auditorio. En los edificios históricos a preservar, ubican diversos usos públicos y privados: Museo, Banco, Biblioteca y Centro Cultural. Sobre la superficie verde que tapiza el basamento se apoyan dos volúmenes que contienen actividades terciarias y surgen dos torres, destinadas a actividades administrativas y hotel respectivamente, que rematan en sendos miradores urbanos. La materialidad del basamento marca un fuerte contraste con la ligereza visual de las torres. En estos dos elementos verticales los autores concentran gran parte del programa, para liberar la mayor parte de suelo y vitalizar el área, permitiendo el intercambio ciudadano.

Pensando en el espacio público como en "la extensión de la ciudad, un lugar de calidad cívica y encuentro social", proyectaron una planta baja permeable, profunda, continua, en la que los usos se mezclan, se cruzan reinterpretando en otra escala la complejidad de la ciudad. En esta, lo nuevo aparece amablemente, y lo viejo se abre hacia el pulmón de la manzana, permitiendo una continuidad que valoriza y jerarquiza a las funciones. Este aspecto fue destacado por el jurado del concurso, que ponderó la organización de la planta baja con programas de apoyo al uso público del espacio. Por último, esta propuesta se completa con los estacionamientos, resueltos en un volumen único de cinco niveles que no obstruye el nivel peatonal.

Una manzana a corazón abierto
La idea de Francisco Kocourek, del estudio BaBO de Buenos Aires, por un lado, edifica en el perímetro la de manzana, rellenando los espacios entre los edificios a conservar y reconstruyendo el perfil de calle tradicional. En este punto, propone generar fachadas con cierta continuidad, tanto formal como de servicio, con accesos puntuales o tangenciales que regulen la permeabilidad hacia el interior. Por otro lado, recurre a la tipología en altura para ocupar la mínima superficie en planta y obtener la densidad deseada. Regenerado el perímetro edilicio, la idea plantea la apertura de un gran espacio central, de varios niveles, a modo de plaza pública. Este vacío aligera la densidad espacial de la zona y articula un salto de escala, según el autor, necesario para la densificación en altura en el corazón de la manzana. Se crea así un nuevo espacio urbano de gran potencia, donde se incorporan tres torres de distintas alturas y poca impronta en planta, que consolidan, enmarcan y categorizan el espacio central.

Estos tres edificios en altura dependen de la plaza interior, y no aparecen directamente enrasados en las fachadas perimetrales de la manzana. Esto hace que se invierte el impacto que podrían generar, por la sugestión de una nueva realidad urbana más allá del perímetro construido.
En el esquema propuesto, se entiende a la planta baja como un conjunto de planos, a distintos niveles, generadores del espacio interior de relación. Como basamento, se incorporan dos plantas de estacionamiento que producen desniveles en la plaza central. El espacio central queda conectado con las cuatro calles lindantes. Por la tangencialidad de la calle Buenos Aires en relación con la Plaza San Martín y la Plazoleta de San Francisco, en ésta se abre la manzana, mediante la generación de un puente-atrio longitudinal y semicubierto, que albergará funciones gastronómicas y de relación. Un paso jerarquizado al mismo corazón del lugar. Sobre la calle Entre Ríos la propuesta vuelca las funciones más domésticas, desde comercios hasta el acceso velado a la nueva torre de viviendas. La baja altura del frente de fachada, en este punto, contrapesa la masa de las nuevas edificaciones.

Carácter bien distinto al de la calle San Jerónimo, de tráfico rodado más intenso, en dónde se sitúan los edificios más representativos. La calle Ituzaingó actúa de fondo, pero se potencia mediante la ubicación en ese punto del acceso de la ciudad a la nueva oficina bancaria.
Cuatro ideas premiadas, todas inspiradas en un modelo que conjuga dos tipologías urbanas: el de una ciudad de manzana, de perfil construido controlado y continuo; y, por otro, el de una ciudad en altura, que intenta dar una respuesta a las nuevas necesidades densificatorias.


Fuente: Suplemento Arquitectura de Clarin

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